dimarts, 15 de gener del 2008

IL·LUSTRACIONS

Un deixo uns dibuixets d'un dels molts il·lustradors que els vaig seguint la pista.
Fernando Juarez.





dimarts, 8 de gener del 2008

SUSANA Y PEDRO

Susana estaba tumbada en la arena, cerca del mar. El persistente oleaje se colaba entre sus piernas llegando hasta sus partes mas íntimas, produciéndole una gran sensación de bienestar. Abría las piernas dejando que las piedrecillas movidas por las olas le dieran un ligero masaje. Estaba excitada , sus gemidos se confundían con el sonido del retroceso de la arena. Se sentía a gusto con ella y con el mundo.

Pedro se acerca paulatinamente por la orilla, mirándola con gran deseo, esperando el momento para unir los cuerpos i fundirse en un sincero abrazo. El cuerpo le tiembla involuntariamente, una enorme excitación recorre todo su cuerpo.

Susana se levanta y con el último gemido se lanza al mar. Pedro la está esperando impaciente, da vueltas a su alrededor saltando y moviéndose intensamente esperando que Susana lo atrape entre sus brazos.

Llegó la hora, se funden en un profundo abrazo y empieza el ritual de la danza. Sus miradas se pierden en el deseo, ambos gemidos se cruzan rompiendo el silencio, sus cuerpos se rozan sin parar hasta la extenuación.

Susana se marcha nadando convertida en una bella sirena.

dimecres, 2 de gener del 2008

OLOR A INCIENSO

Eran aproximadamente las 5 de la tarde. En la calle el día empezaba a menguar. Poquito a poco la luz del sol que aparecía entre las nubes que manchaban el cielo iba apagando su fuerza dejando pequeños destellos en los charcos de la carretera. El viento movía lentamente las pocas hojas que quedaban en los árboles, dejando caer aquellas que se quedaban sin fuerza para seguir cogidas al árbol que un día les dio vida.

Sara estaba en casa, ordenando los últimos libros que le quedaban para completar la colección. Cogió un incienso de la cajita de los olores y lo puso cerca de la ventana. El aroma empezó a recorrer cada rincón de la casa, dejando a Sara envuelta en un aire místico y agradable.

En la calle la gente andaba rápido, mirando al suelo, siguiendo los pasos largos y firmes. Todos seguían su dirección, sin importarles quien se cruzaba en su camino.
Empezaba a caer una lluvia muy fina.

Sara escuchó el goteo lento des de la ventana de su casa y sonriendo la abrió para respirar el olor a húmedo que tanto le gustaba.
Respiraba con los ojos cerrados nutriéndose del regalo que le daba la naturaleza. Extendía armoniosamente los brazos y con sus cálidas manos cogía la lluvia y se mojaba con ella su cara, sus brazos, su cuerpo. Sara bailaba y cantaba desnuda en la ventana sonriendo cada vez con mas fuerza, sin percatarse que fuera la gente se había detenido cerca de su casa contemplando el espectáculo que estaba dando.

Sin saber porque la gente empezó a sonreír, a mirar el cielo, a respirar el olor a húmedo que se había mezclado con el aroma a incienso de Sara. Se miraban unos a otros, sorprendidos, creían estar solos en el camino. Empezaron a desnudarse, recorriendo todo su cuerpo con las manos y a bailar como nunca antes lo habían hecho. En ese momento comprendieron que la vida regala momentos que son irrepetibles y que debían aprovecharlos para sentirse un poco mejor.